miércoles, 3 de julio de 2024

"Mientras haya flores amarillas nada malo puede ocurrirme".


         Poco antes de cumplir ocho años de edad Gabriel García Márquez aprendió de su abuelo materno, el coronel Nicolás Márquez, que las flores amarillas eran un símbolo de la buena suerte. Tres décadas después, pariendo los capítulos finales de Cien años de soledad en medio de una crisis económica, lo único que nunca faltaba en su escritorio, además de su máquina de escribir eléctrica Smith Corona, era un ramo de rosas amarillas que su esposa Mercedes Barcha renovaba cada tanto tiempo como un incentivo para la inspiración.
        Aquella flor se había convertido en el amuleto que alentaba la persistencia de la belleza frente a los malos presagios. “Nada hay más bello en este mundo que una mujer bella”, le dijo Gabo al periodista Darío Arizmendi en 1982, por los días en que recibió el Premio Nobel de Literatura, “de manera que el gran conjuro de todos los males sería una mujer bella, pero como uno no la puede poner en un florero, ni colgarla del ojal, entonces lo más bello, después de una mujer bella, es una flor amarilla”.
          Ese mismo año, durante una llamada telefónica desde México a la casa de sus padres en Cartagena, el amuleto volvía a hacerse presente en un diálogo con su madre:
– Nunca quise que ganaras el Nobel porque aquí la adivina dice que cuando alguien lo recibe, luego se muere…
– Tú tranquila: yo espantaré a la pava poniéndome una rosa amarilla en la solapa de mi smoking durante la entrega de los premios en Estocolmo.
– ¿No es que irías de guayabera?
– Bueno, en el bolsillo de la guayabera, entonces.
        Cuando llegó el día del banquete del Nobel, no sólo fue él quien guardó una flor en su bolsillo, sino que también había una en la mesa de centro de su cuarto de hotel y otras más en el ojal de los fracs de sus amigos que lo acompañaron en la ceremonia. Así lo puede comprobar el científico Manuel Elkin Patarroyo, que estuvo ahí, repartiéndolas. En el fondo, era como si aquel talismán del color del fuego garantizara la victoria de la vida contra la muerte y, con ella, la fidelidad de las buenas amistades más allá de la atracción personal infundida por la gloria.
        En ‘Cien años de soledad’, Gabo narra que, cuando le tomaban las medidas del ataúd a José Arcadio Buendía, durante toda esa noche llovieron minúsculas plantas amarillas. “Vieron a través de la ventana que estaba cayendo una llovizna de minúsculas flores amarillas. Tantas flores cayeron del cielo, que las calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y tuvieron que despejarlas con palas y rastrillos para que pudiera pasar el entierro”, dice el texto. A Gabo la flor amarilla se le convirtió en amuleto.


        La experiencia creativa de 'Gabo' era tal que se anticipó a describir su propia muerte, cuando vivía en Barcelona en los años setenta y ochenta.
En un sencillo y cercano prólogo de "Doce cuentos peregrinos" García Márquez cuenta:
"Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la muerte para estar con mis amigos de América Latina, los más antiguos, los más queridos, los que no veía desde hacía más tiempo. Al final de la ceremonia, cuando empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con un severidad terminante que para mí se había acabado la fiesta.
Eres el único que no puede irse, me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos”.
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 Gabriel José de la Concordia García Márquez ​​ fue un escritor, guionista, editor y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura.​ Fue conocido por su apodo Gabo y familiarmente y por sus amigos como Gabito.
Fecha de nacimiento: 6 de marzo de 1927, Aracataca. Fallecimiento: 17 de abril de 2014, Ciudad de México, México

jueves, 20 de junio de 2024

“C A R P E D I E M"


 

En el año 8 a.c. murió el poeta romano Quinto Horacio Flaco, simplemente "Horacio". Según los entendidos, Horatius, el más grande poeta lírico....
Autor de la frase: “Carpe Diem”
("Aprovecha el día").
La frase se hizo famosa en la película: “La Sociedad de los poetas muertos” a raíz de un poema del gran Walt Whitman.
Aquí el poema:
"CARPE DIEM"
Aprovecha el día.
No dejes que termine
sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz,
sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie
te quite el derecho de expresarte,
que es casi un deber.
No abandones tus ansias
de hacer de tu vida
algo extraordinario...
No dejes de creer
que las palabras y la poesía,
sí pueden cambiar el mundo;
porque, pase lo que pase,
nuestra esencia está intacta.
Somos seres humanos llenos de pasión,
la vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa.
Y tú puedes aportar una estrofa...
No dejes nunca de soñar, porque solo en sueños puede ser libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio.
La mayoría vive en un
silencio espantoso.
No te resignes, huye...
"Yo emito mi alarido
por los tejados de este mundo", dice el poeta;
valora la belleza de las cosas simples,
se puede hacer poesía
sobre las pequeñas cosas.
No traiciones tus creencias,
todos merecemos ser aceptados.
No podemos remar
en contra de nosotros mismos,
eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro,
y asume la tarea con orgullo
y sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte.
Las experiencias de quienes se alimentaron de nuestros Poetas Muertos te ayudarán a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros, los Poetas Vivos.
¡No permitas que la vida te pase a ti, sin que tú la vivas!
Todos los días las legiones romanas a las 6 de la mañana saludaban con el grito:
¡Carpe Diem!

¿HAS LEÍDO CRIMEN Y CASTIGO?

La historia de un joven estudiante que comete un crimen y enfrenta las consecuencias morales.
“Crimen y Castigo”, la obra maestra de Fiódor Dostoievski, es un laberinto psicológico y moral que se adentra en los más oscuros recovecos del alma humana. Publicada en 1866, esta novela se ha convertido en un pilar de la literatura universal, trascendiendo el tiempo y las culturas con su penetrante análisis de la naturaleza humana.
La historia se centra en Rodión Raskólnikov, un joven estudiante en la ciudad de San Petersburgo, que se encuentra atrapado en una profunda crisis existencial y económica. Luchando con la pobreza y la desilusión, Raskólnikov se ve consumido por una teoría radical: cree que las personas están divididas entre seres ordinarios y extraordinarios. Los primeros, según él, deben vivir en conformidad con las leyes y la moralidad, mientras que los segundos están por encima de estas restricciones y pueden transgredirlas para lograr sus objetivos. Esta peligrosa idea lo lleva a cometer un doble asesinato, convencido de que su acto es justificable en nombre de un bien mayor.
La novela entonces se convierte en un intenso drama psicológico, explorando las consecuencias del crimen. La culpa y la paranoia comienzan a consumir a Raskólnikov, llevándolo a un estado de constante agitación y desesperación. Dostoievski magistralmente retrata esta tortura interna, sumergiendo al lector en la mente atormentada del protagonista. Las interacciones de Raskólnikov con otros personajes, como la abnegada Sonia, una prostituta que se convierte en su confesora moral y espiritual, y el astuto detective Porfiri, que juega un juego psicológico con él, añaden capas de complejidad a la trama.
Lo que hace que “Crimen y Castigo” sea tan fascinante es su habilidad para entrelazar temas filosóficos profundos con una narrativa absorbente. Dostoievski examina cuestiones de moralidad, libre albedrío, y redención, mientras mantiene al lector enganchado con giros argumentales y una tensión creciente. La lucha interna de Raskólnikov plantea preguntas universales sobre el bien y el mal, y si los fines justifican los medios.
La ambientación de la novela en el oscuro y opresivo San Petersburgo del siglo XIX contribuye a la atmósfera sombría y claustrofóbica. Dostoievski describe vívidamente la ciudad, con sus calles estrechas y abarrotadas, sus miserables tugurios y su población desesperada, reflejando el tumulto interno de Raskólnikov y la sociedad en general.
En resumen, “Crimen y Castigo” no es solo un estudio psicológico de un asesino, sino una exploración profunda de la psique humana, cuestionando la moralidad, la justicia y la redención. La habilidad de Dostoievski para profundizar en la condición humana y su comprensión de las complejidades morales y éticas hacen de esta obra una lectura imprescindible, que sigue resonando con los lectores más de un siglo después de su publicación.

 

jueves, 18 de abril de 2024

¿QUE NOS ENSEÑA ESTA NOVELA?





La novela Don Quijote de la Mancha nos muestra que el idealismo y la valentía para luchar por lo que creemos, a pesar de las adversidades y del ridículo que podamos enfrentar, es algo valioso. Don Quijote nos enseña que a veces es necesario creer en nuestros sueños y en nuestras propias convicciones, incluso si el mundo nos considera locos. Al mismo tiempo, la novela nos muestra los peligros de la obsesión y de perder el contacto con la realidad, así como la importancia de tener personas que nos ayuden a mantener el equilibrio.

Además, la obra nos presenta una crítica a la sociedad de la época, mostrando cómo la nobleza y la caballerosidad se habían convertido en farsas y cómo la corrupción y la falta de valores morales estaban presentes en la sociedad. Esto nos puede hacer reflexionar sobre la importancia de la honestidad, la solidaridad y la justicia en nuestras vidas.

Por lo tanto, Don Quijote de la Mancha nos enseña la importancia de seguir nuestros ideales, pero también nos alerta sobre los peligros de perder el contacto con la realidad y nos invita a reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos y nuestros propios valores.

miércoles, 17 de abril de 2024

¿Quiénes fueron fulano, mengano, zutano y perengano que son tan nombrados?

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Realmente fulano, mengano, zutano y perengano no existieron o al menos no hay hecho histórico alguno para que algunos personajes llevasen estos nombres.
Se trata de cuatro formas gramaticales que se utilizan para aludir a alguien del que no se sabe su nombre o no se quiere decir por cualquier motivo.
• La palabra fulano proviene del árabe fulān (فلان) que quiere decir “persona cualquiera” y es el más utilizado de los cuatro, siendo el más socorrido a la hora de echar mano de algún ejemplo: “Ha venido un fulano preguntando por ti” o “Le pondrán una placa conmemorativa que dirá ‘aquí descansa fulano de tal’”. Del árabe llegó al español y de allí se extendió a toda Hispanoamérica.
• Mengano también proviene del árabe: man kān, cuyo significado es ‘quien sea’ y suele utilizarse (en la mayoría de ocasiones) en segundo lugar y acompañado de fulano y/o zutano. Además pueden llevar otros determinantes: “A ese fulano y a ese mengano no los quiero ver por aquí”.
• Zutano proviene de citano y este, muy posiblemente, de la palabra latina scitānus, que significa “sabido”. No se sabe bien el porqué se añadió a la coletilla, pero en algunas ocasiones también se coloca en segunda posición, tras fulano.
• Perengano es una palabra más reciente y la de menos uso de todas ellas. No se han encontrado raíces en otras palabras antiguas y/o de otros idiomas, lo que hace pensar que puede ser una combinación que se realizó del apellido Pérez con la palabra mengano.
Los cuatro pueden ir en diminutivo (Fulanito, Menganita…) y con apellido (De Tal, De Cual…), por aquello de hacerlos más solemnes.
Estas cuatro palabras también tiene su variante al femenino (Fulana, Mengana, Zutana y Perengana) aunque la primera se suele utilizar para calificar despectivamente a una mujer cuando alguien se quiere referir a ella como prostituta: “finalmente resultó ser una fulana”.
• Perico el de los Palotes. Término usado en España y Sudamérica. No se sabe a ciencia cierta de dónde proviene, pero se han encontrado referencias en España al chico que precedía a los Pregoneros tocando el tambor con dos palotes (baquetas). Los pregoneros eran personas que al toque del tambor daban a conocer al pueblo las disposiciones oficiales.
Las primeras referencias a Perico el de los Palotes las encontramos en El tesoro de la Lengua Castellana escrito a principios del siglo XVII por Sebastián de Covarrubias. Los palotes se llamaban a las baquetas para tocar el tambor. En tanto el tal Perico, según Covarrubias, es "un bobo que tañía con dos palotes". El "bobo" que tocaba el tambor estaba detrás del pregonero, que era quien efectivamente se quedaba con el sueldo y las propinas para ambos. En dicha obra aclara que la expresión se empleaba para mostrar indignación por el trato recibido pudiendo así decir el ofendido: "¿Qué pasa?, ¿que soy Perico el de los Palotes?".

martes, 16 de abril de 2024

Don Quijote

 


    Miguel de Cervantes Saavedra decide que Don Quijote muera en la última parte de la novela como parte de su trama y desarrollo. Sin embargo, la lección que nos deja es la importancia de perseguir los ideales y sueños, incluso si parecen imposibles o irracionales.

    Don Quijote es un personaje que se sumerge en la locura, creyendo ser un caballero andante y luchando contra molinos de viento. A través de sus aventuras y desventuras, Cervantes nos muestra la importancia de la imaginación y la pasión por vivir, incluso en un mundo que puede parecer desencantado y rutinario.

    La muerte de Don Quijote también nos enseña sobre la fugacidad de la vida y la mortalidad humana. Aunque muere en su lecho de enfermedad, su espíritu vive en la memoria y la influencia que deja en aquellos que le conocieron.

    En resumen, la muerte de Don Quijote nos enseña a vivir la vida al máximo, a perseguir nuestros sueños y a no tener miedo de luchar por lo que creemos, sin importar cuán locos o inalcanzables puedan parecer esos ideales.

"Mientras haya flores amarillas nada malo puede ocurrirme".

            Poco antes de cumplir ocho años de edad Gabriel García Márquez aprendió de su abuelo materno, el coronel Nicolás Márquez, que la...