miércoles, 24 de enero de 2024

FRANKENSTEIN


  

    “Frankenstein”, una obra maestra de la literatura gótica, es una narración absorbente que ha fascinado y horrorizado a lectores de todo el mundo desde su primera publicación en 1818. Escrita por Mary Shelley, una joven escritora de apenas 18 años, esta novela se ha mantenido como un pilar fundamental en el canon literario, ofreciendo una mezcla profunda de terror, ciencia y reflexiones filosóficas.
    La historia comienza con el ambicioso joven científico Victor Frankenstein, quien, obsesionado con descubrir los secretos de la vida y la muerte, se embarca en un experimento audaz y arriesgado. A través de métodos poco convencionales y en el silencio de su laboratorio, Victor logra infundir vida en una criatura compuesta por partes de cuerpos humanos desenterrados. Sin embargo, el resultado de su experimento es algo que ni el mismo Victor pudo prever. La criatura, a pesar de su horrenda apariencia, es inicialmente un ser inocente y sensible, buscando su lugar en el mundo y anhelando afecto humano.
    El horror de Frankenstein al ver a su creación y su rechazo inmediato de ella es un punto de inflexión en la novela. La criatura, abandonada por su creador y repudiada por la sociedad debido a su apariencia monstruosa, se ve empujada hacia un camino de soledad y desesperación. Aquí, Shelley habilidosamente explora temas de rechazo, soledad y la búsqueda de identidad. La criatura, en su aislamiento, se vuelve amarga y violenta, jurando venganza contra su creador por haberle dado una vida tan miserable.
    La novela también es un comentario sobre los límites éticos de la ciencia y la tecnología. Victor Frankenstein, en su búsqueda del conocimiento, transgrede los límites morales y paga un precio devastador por su hybris. Su tragedia es una advertencia sobre las consecuencias de jugar a ser Dios, un tema que resuena hasta hoy en debates contemporáneos sobre la ética en ciencia y tecnología.
    Además, “Frankenstein” se sumerge en la condición humana, explorando cómo el aislamiento y el rechazo pueden deformar el alma y conducir a la desesperación y la crueldad. La criatura, a menudo malinterpretada como un mero monstruo, es en realidad un personaje profundamente complejo y trágico, cuya humanidad se revela en su soledad, su anhelo de amor y su capacidad para el sufrimiento.
    En resumen, “Frankenstein” de Mary Shelley es mucho más que una historia de terror gótico. Es una obra rica en temas y simbolismos, que aborda cuestiones de moralidad, ética científica, y la naturaleza misma de lo que significa ser humano. A través de su narrativa apasionante y sus personajes profundamente humanos, Shelley nos invita a reflexionar sobre las consecuencias de nuestras acciones y la responsabilidad que tenemos ante nuestras creaciones.
Tomado de la red

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