lunes, 16 de septiembre de 2024

ARTHUR SCHOPENHAUER.


 Una de las mentes más brillantes del siglo XIX y uno de los autores más influyente en el pensamiento occidental.

    Nació en Dantzig (Alemania) en 1788. Su padre, que era comerciante, lo preparó para el negocio llevándolo en sus viajes por Francia e Inglaterra. Schopenhauer aprendió así otros idiomas y adquirió una cultura general que, reforzada con sus estudios y lecturas, llegó a ser muy amplia.
    Schopenhauer tomó de Kant la diferencia entre lo que percibimos (fenómeno) y la cosa en sí (noúmeno). El mundo que percibimos no es sino el resultado de nuestras representaciones. «Todo lo que existe, existe para el pensamiento.» Pero, a diferencia de Kant, Schopenhauer entiende que tenemos un modo de acceder al noúmeno, a la cosa en sí. «Nosotros mismos somos la cosa en sí.»
    Si por el intelecto accedemos al fenómeno, por el cuerpo podemos acercarnos a la cosa en sí. Por nuestro cuerpo conocemos lo que el mundo es en sí mismo, "voluntad", necesidad, deseo. El instinto de conservación del individuo (agresividad) y el instinto de conservación de la especie (sexualidad) son los modos principales de esta voluntad de vivir. En el fondo, el mundo no es sino voluntad, deseo insatisfecho, anhelo insaciable.
    Cuando murió su padre (1805), comenzó sus estudios clásicos. En la Universidad de Göttingen, el filósofo Schultze despertó su interés por la filosofía kantiana a la par que el orientalista Maier lo ponía en contacto con los libros sagrados de la India. Estas dos fueron las fuentes principales de su filosofía.
    En 1819 publicó su obra más importante, El mundo como voluntad y representación, que no tuvo repercusión inmediata.
    Schopenhauer tomó de Kant la diferencia entre lo que percibimos (fenómeno) y la cosa en sí (noúmeno). El mundo que percibimos no es sino el resultado de nuestras representaciones. «Todo lo que existe, existe para el pensamiento.» Pero, a diferencia de Kant, Schopenhauer entiende que tenemos un modo de acceder al noúmeno, a la cosa en sí. «Nosotros mismos somos la cosa en sí.» Si por el intelecto accedemos al fenómeno, por el cuerpo podemos acercarnos a la cosa en sí. Por nuestro cuerpo conocemos lo que el mundo es en sí mismo, "voluntad", necesidad, deseo. El instinto de conservación del individuo (defensa) y el instinto de conservación de la especie (reproducción) son los modos principales de esta voluntad de vivir. En el fondo, el mundo no es sino voluntad, deseo insatisfecho, anhelo insaciable.

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